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Los títulos de los artículos publicados este mes son: "El problema de la representación y comprensión de la Santísima Trinidad" escrito por Diego Balaguera, cmf; "Imágenes de la Trinidad" escrito por Ángel Javier Villamizar, cmf; "Trinidad, modelo de comunión, liberación y esperanza" elaborado por Armando Gómez, cmf.

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viernes, 14 de septiembre de 2007

MÉTODO EN TEOLOGÍA, UNA POSIBILIDAD PARA EL CONOCIMIENTO DEL MISTERIO DE DIOS

Por: Luis Armando Gómez, cmf

El siguiente artículo pretende brindar un acercamiento al método teológico propuesto por Bernard Lonergan, desde el cual es posible abordar algunos elementos metodológicos para la reflexión teológica sobre el misterio de Dios; para tal efecto, proponemos el siguiente esquema: a) Definición de algunos conceptos que nos ayudarán a comprender mejor el texto: revelación, teología y método; b) Presentación del método teológico; y c) Un acercamiento al misterio de Dios.

a) Definición de algunos conceptos

Ø “Revelación: “Es la comunicación de la intimidad de Dios con la intimidad del hombre que el hombre descubre en sí mismo, es decir, históricamente y lo expresa con lenguajes propios del ser humano, con el testimonio y el discurso, explicándola según su cultura y su propia época[1]”.

Ø “Método: “Esquema normativo de operaciones recurrentes relacionadas entre sí que producen resultados acumulativos y progresivos[2]”.

Ø “La Teología se define como una reflexión crítica, sistemática sobre la intelección de la fe[3]” o también como discurso de la revelación, en tanto que “la teología en esta misma lógica, no es función pertinente únicamente a los aspectos nocionales, intelectuales, enunciativos, declarativos de la fe. Ella se define también por relación con los aspectos históricos, prácticos, vivos, operativos, situados y situacionales de los compromisos ineludibles de la fe histórica. Hacer teología no es sola reconstrucción del horizonte de la tradición, sino la producción de los horizontes del intérprete[4]”.

b) Presentación del método teológico.

Para abordar el método teológico es necesario tener en cuenta que éste se encuentra dentro del ser humano, pues es el hombre quien con su sentimiento, afecto, pasión, acción y conciencia lo hacen posible, sin él no hay conocimiento, por tanto no hay método. Es el hombre quien lo pone en funcionamiento partiendo de su realidad, en la que juega un papel importante la experiencia, ella, la experiencia, permite lograr un acercamiento a Dios. Este método según lo expresa Bernard Lonergan tiene cuatro operaciones fundamentales por medio de las cuales el hombre construye ciencia y se aproxima a esa profundidad del misterio inconfundible de Dios.
Una de las primeras operaciones es el experimentar, consiste en una percepción orgánica consciente en la que se dispone nuestros sentidos para conocerme a mí mismo, recogiendo los datos de lo que se me presenta en el mundo empírico, dentro de esta primera operación se encuentran los sentidos, a saber, tocar, gustar, oler, escuchar, ver y degustar. En esta operación están los fenómenos que llegan a mí por medio de las sensaciones. En este primer nivel respondemos a la pregunta “qué es esto”[5].

La segunda operación, es el entender, esta se encuentra en el nivel intelectual, pues hace una interpretación de lo que hemos aprehendido, así se establecen relaciones, esquemas entre los datos para lograr una mejor comprensión. En esta operación, a demás de elaborar una reflexión responde al cuestionamiento “esto que entendí ¿es así como lo entendí?[6]”.

La tercera operación intencional consiste en juzgar, nuestra conciencia intencional nos conduce a lanzar juicios, de aprobación o desaprobación “¿eso es así como lo hemos entendido?[7]”, por ello hacemos afirmaciones de verdad o falsedad en las que buscamos lo valioso, lo bueno de ese juicio.
La cuarta operación es el decidir, se puede afirmar que es la conclusión de las anteriores, pero al mismo tiempo, es la posibilidad nuevamente de iniciar otro ciclo de conocimiento, porque dependiendo de la elección que hagamos, a sí mismo optaremos por determinadas vías de acción, de ser y hacer. En está influyen más los intereses, los sentimientos, las emociones y los valores, en tanto que esta operación implica escoger determinada postura, idea o comportamiento. Consideramos que debemos estar atentos porque en esta postura existe un estado que nos bloquea y no nos permite experimentar, entender, juzgar y decidir. Esta etapa es el egocentrismo, en tanto que es una tendencia a considerar exclusivamente la opinión de uno mismo en función de sus intereses, de sus formas de concebir el mundo, en otras palabras, ella misma, la persona, es el centro del universo.
Esta actitud no permite distinguir nuevos paradigmas, posturas e ideas, por tanto cierra la posibilidad de una apertura a nuevos conocimientos, a nuevas experiencias de vida que nos muestran la manifestación de Dios, a esta tendencia se le puede unir el pensamiento cientificista que en su deseo de objetivización de la materia y el sujeto se olvida de experiencias tan profundas como el amor de Dios revelado en la intimidad del ser humano, pues se centra más en los datos tangibles, sensibles y perceptibles, llegando a sí a autocomprendersen como “únicos dueños de la verdad adsoluta, en otras palabras, no les cabe en la cabeza que haya otras maneras de relacionarnos con el mundo, con el ser humano, con Dios.


c) Un acercamiento al misterio de Dios
Este acercamiento se puede lograr, primero, porque Dios se revela al ser humano en su intimidad, es decir, que desde el momento que empezamos a experimentar, entender, juzgar y decidir, estamos poniendo en funcionamiento las operaciones de nuestro ser, haciéndolas conscientes; por esa sencilla razón, estamos conociendo a Dios, puesto que como él está en lo más profundo de nuestro ser, es condición de posibilidad para que en nosotros se genere un conocimiento. A hora bien, si Dios está en nuestra estructura humana podemos encontrarnos con su intimidad, pues es en ella, en al intimidad, donde Dios nos comunica su voluntad, y una forma de comprobar que estamos actuando en concordancia con la voluntad de Dios, es el estar saliendo de nosotros mismos, rompiendo con nuestra finitud, es un salir en búsqueda del Otro, de la humanidad en la que percibimos la presencia de Dios actuante.

En consecuencia, él se manifiesta como acto creador, que crea desde dentro, desbordándonos con su propio ser y en tanto nosotros actuamos de esa misma forma, saliendo de sí, comprobamos que estamos actuando conforme a Dios nos lo comunica. En esa medida, se llega a comprobar que nuestras acciones van en relación con las de Dios, cuando vamos más allá e intentamos salir de nuestros egoísmos, de nuestros intereses, de nuestros hedonismos y deseos narcisos, nos acercamos a la voluntad de Dios. Por eso, cuando realizamos estas operaciones (experimentar, entender, juzgar y decidir) en función de los otros, de sus necesidades, estamos conociendo a Dios, y muchas de estas operaciones las podemos realizar, sin conocer el proceso anteriormente mencionado, son fruto de tendencia más bien casuales, espontáneas y directas. Aunque en ocasiones no tengamos presente todo este proceso, existe esa tendencia al bien.

El experimentar, entender, juzgar y decidir (método), nos conduce a comprender realidades tan profundas como la misma generosidad de Dios hecha concreción en el amor, en la creación, en la humanidad, en definitiva, en su Palabra encarnada. Por eso la revelación es más que una elaboración de un discurso argumentativo, la apropiación de un método, el quehacer de determinada teología, estos son únicamente maneras y estilos, muy válidos por cierto, de nosotros responder a la profundidad de Dios.
[1] BAENA, Gustavo y ARANGO, José Roberto, Introducción al Antiguo Testamento E Historia da Israel, en Colección de Apuntes de Teología. PUJ, Facultad de de teología, Bogotá, 2007. Pág. 3.
[2] LONERGAN, Bernard, método en teología, Ed, Sígueme, España, 2001. Pág. 13.
[3] VELEZ CARO, Olga Consuelo. El método teológico. Colección Apuntes, PUJ, Facultad de teología, Pág, 11.
[4] PARRA, Alberto, Textos, Contextos y Pretextos, PUJ, Facultad de teología, Bogotá, 2003. Pág, 282
[5] Cf, VELEZ CARO, Olga Consuelo. El método teológico. Colección Apuntes, PUJ, Facultad de teología, Pág, 22.
[6] Cf, Ibíd.
[7] Cf, Ibíd.

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